lunes, 6 de julio de 2009

Evo contra los nazis

Bertolt Bretch dijo una vez: “Señores, no estén tan contentos con la derrota de Hitler. Porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al Bastardo, la Puta que lo parió está caliente de nuevo”.


La actualidad social y política boliviana está cruzada por un mal
eterno. La nación estuvo
gobernada durante muchos años por sectores neoliberales que favorecieron durante mucho tiempo a los más ricos.

Pero cuando Evo Morales se convirtió en el primer estadista indígena las cosas cambiaron. El origen aymará del nuevo presidente significaría una profunda reforma social y más igualdad entre los aborígenes y el resto de la población.

La decisión del nuevo gobierno de
modificar la Constitución para hacerla más equitativa y de reestatizar recursos naturales despertó la ira de las clases medias y altas.



Ya nada sería como antes para ellos. La reaparición de las capas marginadas que representan el 61 por ciento de la población impulsaron un intento secesionista de algunos departamentos.

Entonces allí apareció la Unión Juvenil Cruceñista, una organización nazi que confunde nacionalsocialismo con racismo, así como piensan que militancia y militarismo es lo mismo y que a Hitler le caería bien saber que un grupo de personas como el de ellos lo representan. Así de confusa es su participación.

Los ataques a otras comunidades se volvieron imparables, con varios muertos en pocas semanas y todos los medios latinoamericanos apuntando a la confrontación entre ricos y pobres.

Santa Cruz de las Sierra, Tarija, Sucre y Pando fueron los lugares donde los indígenas sufrieron los peores ataques. Las emboscadas y humillaciones se convirtieron en el plato fuerte de las tardes bolivianas y le dieron una paliza más a la realidad de las comunidades segregadas.


Con la bandera de la violencia, y ayudados por una clase reaccionaria, se sumaron una guerra a la que nadie los llamó. Además de agredir, éstos boys scouts hitlerianos
están acusados de participar en un intento de asesinato a Morales que que fue frustrado por la policía.

Pero el presidente boliviano no sólo debe luchar contra los vejámenes de éste grupo de fascistas. También se debe tener en cuenta la intervención poco feliz de Estados Unidos, que desde la asunción de Evo en el 2005 que lo relaciona con el narcotráfico, le envía especialistas en ceseciones y financia los intentos separatistas de las clases altas para altera el poco equilibrio que queda en la sociedad.


El racismo y la xenofobia pueden ser dos reacciones primarias que despiertan la violencia, pero todo tiene una causa. Por eso ahora Bretch se pregunta “¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?”

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