lunes, 11 de mayo de 2009

La hostilidad se tiñe de verde (2º parte)

Chrysler abrió en el 2006 una nueva planta en Argentina por las condiciones de producción barata que presentaba la moneda devaluada. Dos años después la empresa enfrenta un panorama drástico. La crisis la obligó a fusionarse con otra automotriz y aún así, durante el 2009, sus sedes más importantes han prescindido de cientos de empleados por mes.
Sin embargo no sucedió lo mismo en Sudamérica. A pesar de la caída de la producción global no se han registrado gran cantidad de despidos. Por esta causa, la idea de concentrar la fabricación en unos pocos países es cada vez más viable.
Ya planteamos la posibilidad de que algunos países de la región, especialmente Brasil y Argentina, se convirtieran en foco de la inmigración del Primer Mundo por el revés económico mundial, y se sometan así a una reconfiguración social compleja.
El plan Project Match de IBM es el primer caso de la hipótesis antes anunciada. Considera a Argentina como una posible vía de escape a los despidos masivos de Norteamérica. Por eso las autoridades de la empresa proponen mudarse a este lado del hemisferio para paliar la crisis. 



Los futuros inmigrantes no ocuparán los puestos descalificados por la mayoría de la sociedad, como suelen hacer los que ingresan desde países limítrofes para conseguir un mínimo ingreso de dinero con el cual subsistir. Sino que competirán con los sectores más capacitados por un lugar en la empresa.

A pesar de contar con un centro de estadísticas poco confiable, las consultoras privadas suelen mostrar que la Argentina está viviendo una reducción mensual del desempleo desde hace algunos años, lo que demuestra una mejoría, o al menos un retraso de la crisis, con respecto a los otros países. Además cuenta con pocas restricciones a la hora de entrar al país legalmente, entre otras razones para fomentar el turismo.

Sería inútil profetizar sobre la reacción de determinados sectores de la sociedad, que repudian la inmigración por considerarla culpable de parte de la situación laboral general y de la inseguridad. Pero la realidad particular que vivirá Argentina necesitará una mayor intervención estatal para lograr una eficiente integración de los “viejos” y los “nuevos” extranjeros, con el objetivo de que el impacto demográfico no divida a la sociedad en dos.

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